miércoles, 9 de noviembre de 2011

El problema

La delincuencia juvenil es un problema con diferentes facetas. Se trata de un problema social, en cuanto que representa un fracaso de la sociedad en la educación de sus nuevos miembros, además de constituir un riesgo que atenta contra el estado de derecho, el respeto de las instituciones, las reglas para la convivencia pacífica y la seguridad de los ciudadanos. Es un problema económico, cuando los comportamientos delictivos atentan contra el patrimonio y la propiedad privada o cuando promueven una economía basada en negocios ilícitos como el narcotráfico, el secuestro, el robo de autopartes, la piratería, el fraude y el chantaje.

Es también un problema político que se constituye en un reto para las autoridades, quienes tienen que desarrollar estrategias para prevenirlo y para tratarlo. Deben presupuestar los gastos de estos esfuerzos, capacitar personal y mantener instituciones judiciales y de custodia.
Se trata de un problema científico, cuando se aborda la necesidad de explicar las causas de estos actos, de diseñar y poner en operación medidas preventivas y correctivas, así como de evaluar los resultados de dichas intervenciones.
El panorama longitudinal muestra un crecimiento continuo de estos problemas de comportamiento. Las primeras estadísticas, en los Estados Unidos, las vemos en los reportes como el de Wirt y Briggs (1965), quien citando fuentes del FBI nos dice que en los años 50’s se triplica la delincuencia juvenil, de cerca de 300,000 a millones de detenciones al año (Ullman y Krasner, 1969). En los años 60’s la proporción de crímenes cometidos aumentó un 80%, mientras que la población solo se incrementó en un 11% (Davison y Neale, 1983). Siendo esta tendencia una característica hasta nuestros días.
Los comportamientos delictivos mas frecuentes en los jóvenes se relacionan con el estupro y otras ofensas sexuales, el robo y los asaltos, así como infracciones vinculadas con la posesión, el consumo y el tráfico de drogas. Es mas frecuente observar estos comportamientos en varones de clase media-baja, con baja escolaridad. Normalmente provienen de hogares desintegrados o donde uno o ambos padres manifiestan también conductas antisociales. Muchas veces provienen de barrios característicos, donde proliferan las pandillas.